STEFANO CIAMMITTI: “La ley de Lidia Poët”, un desfile de moda femenina de 1883 ¿o 1893?

He comentado en otras ocasiones que el preciosismo excesivo y evidente en el diseño de vestuario de uno o más personajes puede dañar la calidad y eficacia del trabajo de conjunto de un proyecto de diseño. Sobre este aspecto me centraré en estos apuntes dedicados a la serie italiana “La ley de Lidia Poët” (“La legge di Lidia Poët”), recién estrenada por Netflix.

Inspirada en la historia real, la serie tiene como hilo conductor las peripecias judiciales y privadas de Lidia Poët, personaje real, nacido en Traversella, una pequeña localidad de la provincia de Turín, en 1855. Gracias a los recursos económicos que poseía su familia, pudo estudiar primero en Bonneville (Suiza), y posteriormente derecho en Turín donde, a pesar de sus brillantes resultados como estudiante, no fue aceptada en la Orden de Abogados y Fiscales de la ciudad. La razón: ser mujer. Sin embargo, llegó a inscribirse el 9 de agosto de 1883 convirtiéndose en la primera mujer abogada de Italia. Pero pronto algunos miembros apelaron con la excusa de que la abogacía era un «cargo público», y en aquel momento era imposible que las mujeres accedieran a uno. Es así como se produjo la inhabilitación como abogada e el inicio de la lucha de Lidia Poët para que las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres. No fue hasta 1919 cuando se promulgó una ley para que las mujeres pudieran acceder a los cargos públicos (excepto como magistradas, militares o políticas). Así, a sus 65 años, Lidia Poët pudo ejercer sin limitaciones legales su carrera como profesional.

La historia ficcionada de esta figura es el argumento esencial de “La ley de Lidia Poët”. Creada por Guido Iuculano y Davide Orsini, tiene como intérprete principal y reclamo a la actriz y cantante boloñesa Matilda De Angelis quien encarna a Lidia Poët. Otro de los aspectos que los críticos consideran como uno de los “platos fuertes” de la serie es la colección de vestidos y sombreros que lleva la actriz principal. Su creador: Stefano Ciammitti, diseñador de vestuario boloñés nacido en 1989.

Ciammitti fue alumno del destacado diseñador y gran maestro de la historia del séptimo arte italiano: Piero Tosi (“El Gatopardo”, “Muerte en Venecia” …), de quien aprendió, según confiesa, “el amor por los detalles, la audacia en el uso del color y las fantasías barrocas”. En el cine comenzó su labor en 2016 con el corto “Colla” (Renato Muro), al año siguiente se desempeñó como diseñador asistente en “Rafael: the Lord of the Arts” (Luca Viotto). A partir de 2018 trabaja como diseñador jefe en películas y series para televisión (“Mystery of the Lost Paintings”, “Palazzo Vecchio: Una storia di arte e di potere”, “Master of Photography”, “Nudes”, “L’Ora – Inchiostro contro piombo”) y largometrajes como: “Stato di ebbrezza” (Luca Biglione, 2018), “Los nenúfares de Monet” (Giovanni Troilo, 2018), entre otros. Alcanza un total de 14 créditos en su filmografía. Como su maestro Tosi, Stefano Ciammitti ha trabajado también en teatro y ópera.

Después del disfrute inicial de la cuidada visualidad de las primeras imágenes de “La ley de Lidia Poët”, lo primero que me llama la atención al detenerme en el vestuario es la traslación en la época. Los hechos narrados ocurren en 1883, y así se informa al inicio de la serie; sin embargo, el estilo del vestir de los personajes femeninos no se corresponde con los usados en esos años, sino que se encuentra más cerca del correspondiente a la siguiente década. Como algunos lectores sabrán, la moda femenina de los años 80’s del siglo XIX estuvo marcada por una silueta peculiar, otorgada por la estructura que abultaba las “asentaderas” femeninas: el polisón. La moda de 1890’s se caracterizó por la manga abultada a partir del hombro (manga jamón o pierna de cordero) y falda lisa en cadera abriendo hacia abajo, tal como aparece en la serie. Puede que Ciammitti quisiera alejarse de una moda que alteraba las formas naturales del cuerpo femenino o quizá marcar que el personaje protagónico es adelantado a su tiempo… no he encontrado en las entrevistas realizadas al creador respuesta a esta variación del vestuario en relación a la época.

Con una cuidada materialización de hermosos diseños, cada pieza que aparece en pantalla, sobre todo las que lleva la protagonista, deslumbra por su perfección. Y me remiten (por su cercanía en época y coincidencias en rasgos de su personaje) a lo que escribí en los apuntes dedicados a otra serie: “El Alienista”. Entonces señalé: “Personaje central dentro de la narración, Sara Howard encarna la mujer independiente, culta, que no comulga con el rol que la sociedad de la época ha asignado el mal llamado sexo débil. Universitaria, soltera, proveniente de una familia acomodada y con recursos económicos, destaca por su fuerte personalidad, ansia de libertad y por expresar su rechazo a tener que depender de un marido para lograr sus sueños. (…) ¿por qué el excesivo preciosismo en el vestuario de este personaje? ¿no es suficiente la presentación del mismo con atuendos con exquisito diseño y factura en “alguna” de las escenas para marcar el nivel económico que posee? ¿era necesario que el conjunto del vestuario resulte casi una muestra de colección de moda por su cantidad y excesiva variedad? (…) resulta realmente sorprendente comprobar la cantidad de conjuntos que utiliza el personaje a lo largo de la serie con sus correspondientes tocados, guantes y otros accesorios…todo ello con un nivel de confección que raya en lo inverosímil” (“El Alienista’. De cuando el exceso de preciosismo afecta la verosimilitud”. 29 octubre, 2020). Lo expresado entonces, lo reitero en el presente comentario sobre el vestuario de “La ley de Lidia Poët”.

Arriba y abajo: Fotogramas de “La ley de Lidia Poët” (2023)

Lo excesivamente colorista se justifica históricamente por el furor que causó en la segunda mitad del siglo XIX el descubrimiento de la anilina y los tonos brillantes que adquirían los textiles con su uso. Los colores malvas, azules y otros derivados de la anilina, en matices vibrantes inundaron la industria textil y la confección de prendas femeninas. También la intensión del creador pudo haber sido para destacar el luminoso cromatismo de Lidia por encima de lo sombrío del mundo masculino. Rojo bermellón, violeta amatista, magenta, azul pavo real, son los matices que destacan en la imagen de Lidia Poët, en los conjuntos “trotteur”, los chalecos a rayas, los bordados florales alternando con alguna que otra imagen mas sobria y oscura.

Sobre el colorido y los materiales empleados, Stefano Ciammitti señala que gran parte de la inspiración en la confección del vestuario de Lidia la tuvo en los tejidos de la histórica “Tessitura Luigi Bevilacqua”, empresa textil constituida en Venecia en 1875 que se ocupa principalmente de la producción de terciopelo, damasco y raso en telares del siglo XVII. Asimismo, destaca la pintura veneciana como otro referente para el universo cromático del vestuario de la serie.

Además de la audacia en el uso del color, Stefano Ciammitti aprendió con su maestro Tosi la atención a los detalles y así lo demuestra en la terminación de los conjuntos de cada uno de los personajes de “La ley de Lidia Poët”, en especial, en los de la protagonista: sombreros, pendientes, cadenas, collares, botones, bolsos, broches, hebillas… todo está perfectamente cuidado y combinado en cada uno de los llamativos conjuntos de la joven abogada.

Mención aparte merece el “extrañamiento” que produce el abrigo que lleva Lidia Poët en el quinto episodio, perteneciente a la colección primavera/verano 2021 de Alexander McQueen creada por Sarah Burton y que, según el diseñador, recuerda la gran tradición sastrería inglesa y el estilo de la última década del siglo XIX y en este caso, si se refiere a los años 1890’s con la inmensa manga jamón…pero la modernidad nos distancia en demasía de la época.

Mis lectores y lectoras saben que no soy defensora a ultranza de la exactitud histórica en un trabajo de diseño de vestuario y que, precisamente, he alabado propuestas arriesgadas en las que se altera lo históricamente descrito. Pero siempre que la manipulación de los referentes esté integrada con coherencia a un objetivo general, tanto de la totalidad del vestuario como de la obra, ya sea una serie o una película. Gótica, oriental, barroca… la mezcla de estilos en el vestuario de “La ley de Lidia Poët”, con un resultado preciosista nos aleja, sin duda, de la exigida verosimilitud de un producto audiovisual. Enamorarse de una época y diseñar como si de una colección de moda se tratara, por mucha calidad que posea cada pieza, no es, ni será, cinematográficamente eficaz.

Más información:

“Il costumista Stefano Ciammitti: «Così con i miei abiti Matilda De Angelis è diventata Lidia Poët» por Emanuela Giampaoli. “La República”, 10 de febrero 2023. https://bologna.repubblica.it/…/matilda_de_angelis…/

“La ley de Lidia Pöet, lo mejor de la serie y todos los detalles del vestuario”, por Giacomo Aricò. “Vogue Moda”, 23 de febrero de 2023. https://www.vogue.mx/…/vestuario-de-la-ley-de-lidia…

“Conoce la historia real en la que se basa La ley de Lidia Poët”, por David Cruz. 23 de febrero 2023, https://areajugones.sport.es/…/conoce-la-historia-real…/

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