PEINADOS de finales del siglo XVIII…para llegar al cielo.

En anteriores apuntes nos hemos detenido en los excesos en cuanto la forma y el adorno a los que se alcanzan en la segunda mitad del siglo XVIII. Nos referimos a la alteración de las formas naturales del cuerpo femenino, a través de los ‘stays’ que contrastaba con unas amplias caderas brindadas por el tontillo o ‘panier’ (cesta)…Como complemento de este ideal estético, el rostro y peinado tuvieron que alterar también sus formas naturales. El peinado se convirtió, a finales del siglo XVIII, en uno de los principales elementos del conjunto femenino y a su servicio se ponían toda la imaginación y fantasía posibles.

1770. Figurines de peinados de moda

1770. Figurines de peinados de moda

1770. Figurines de peinados de moda

1770. Figurines de peinados de moda

Aparecen nombres de peluqueros como Legrós y más tarde Leonardo Autier, quienes han quedado en la historia del vestir como personajes famosos y muy demandados por su arte con el peinado. Todo era posible para adornar estos grandes monumentos: hojas, flores u otros elementos vegetales, la mitología o astrología, una fragata con sus componentes… Para realizarlos se recurría a rellenos o armazones de alambre, así como a ungüentos que fijaran los cabellos, endureciéndolos para garantizar la estabilidad del peinado. A tales extremos llegó el afán por lograr volumen y altura, que se consideraba como silueta ideal femenina a la de aquella mujer que midiera lo mismo desde los pies hasta la barbilla que desde ésta hasta el final de su peinado.

1773. John Bowles- La Brillante Toillete de la Déesse du Gout

1773. John Bowles- La Brillante Toillete de la Déesse du Gout

La costumbre de empolvar los cabellos con harina de arroz se había generalizado en hombres, mujeres y niños desde la corte de Luis XV (1715-1774), lográndose un tono grisáceo que brindaba a todos los cortesanos un aspecto de vejez, siendo éste el ideal de belleza al cual todos aspiraban. Se trata de la conocida como estética de la vejez la cual llega a extremos en la etapa correspondiente al reinado de Luis XVI (1774-1789) y de la cual ya hemos comentado en otras publicaciones.

Como era de esperar, los caricaturistas tuvieron motivos de sobra para desplegar su creatividad crítica ante tales excesos….y los británicos, especialmente, con su arraigada actitud crítica ante todo lo que consideraban ‘superficialmente francés’. Entre los publicistas e impresores se destacó Carington Bowles (1724 – 1793), quien en su imprenta producía series con temas relacionados con la sátira social y, entre ellos, con la moda. Mary y Matthew Darly fueron muy célebres también, en este caso, como ilustradores que desarrollan una extensa obra como caricaturistas durante los años 1770’s. Mary, pintora, escritora, pedagoga e ilustradora y responsable de la primera publicación dedicada enteramente a caricaturas: ‘A Book of Caricaturas’ (c. 1762); su esposo, Matthew Darly, impresor londinense, diseñador y empresario quien la anima a crear una librería -‘The Darlys’ shops’- especializada en caricaturas, inicialmente centradas en temas políticos, pero rápidamente reconvertidas en sátiras sobre moda y costumbres.

1774. "Be not amaz'd Dear Mother - It is indeed your Daughter Anne"

1774. «Be not amaz’d Dear Mother – It is indeed your Daughter Anne»

1776. Bob Blunt in Amaze, or Female Fashionable Follies

1776. Bob Blunt in Amaze, or Female Fashionable Follies

1776. Noddle-Island or How are we Decieved

1776. Noddle-Island or How are we Decieved

1771. Caricatura

1771. Caricatura

Los excesos insospechados que alcanzó el mundo de la apariencia en la vida cortesana a finales este siglo, reflejan el agotamiento de una clase que estaba a punto de presenciar un hecho de gran alcance que transformaría las estructuras de la sociedad francesa y que influiría también en los ideales estéticos y en las formas del vestir: la Revolución Francesa de 1789.

Deja un comentario