“EL ALIENISTA”. De cuando el exceso de preciosismo afecta la verosimilitud.

Hace más de un año, realicé una publicación sobre el trabajo de Michael Kaplan para “El Alienista” (2018-2020). Sin haber visualizado la serie en ese momento, me basé para realizar los apuntes en una reseña aparecida en el sitio “Clothes on Films” (https://clothesonfilm.com/), sobre el vestuario de la primera temporada y su diseñador: Michael Kaplan.

Basada en la novela de Caleb Carr, ‘El alienista’ es un ambicioso thriller de época con el gancho de la investigación de asesinatos en serie, cometidos en una ciudad llena de contrastes, donde la pobreza, sordidez y violencia conviven con la opulencia, el esplendor y el lujo en un New York de finales del siglo XIX. Con el término «alienista» se identificaba a aquel experto que estudiaba enfermedades mentales, de los pacientes debían estar “alienados”.

Ya vista la serie en sus dos temporadas, me veo en la obligación de trasladar mis reflexiones con la revisión de alguno de los aspectos que reflejé en su momento. Reitero lo que expresé sobre la calidad de la visualidad, la cual se destaca por lograr que el espectador se sumerja en un mundo donde las intrigas y relación entre los personajes dan curso a la narración. Rodada en Budapest, Hungría y en los prestigiosos estudios Korda de dicho país, es innegable que la serie posee un diseño de producción de factura impecable, por la que ha obtenido reconocimiento de la crítica con premios y nominaciones a los especialistas del equipo de creación.

Uno de los aspectos que contribuye a la calidad de dicha factura, además de los decorados y, sobre todo, del detallado trabajo de la utilería como parte de éstos, es el vestuario. Como responsable de la primera temporada, el mencionado Michael Kaplan y en la segunda, quien fue su ayudante, Rudy Mance, quien posee una larga experiencia como parte del equipo de vestuario de varias series, entre otras: “The Politician” (2019), “American Horror Story” (2018), “The Knick” (2014).

Comenzaré retomando el final de mi anterior publicación, cuando expreso como cierre: “Verosimilitud y expresividad van de la mano …”. Como preámbulo, copio parte del texto Vestir al personaje…, para enfatizar en la verosimilitud como eje central del diseño de vestuario para cine. “A pesar de las innegables similitudes entre teatro y cine, existen marcadas diferencias derivadas de sus propios lenguajes expresivos, como ocurre con la relación entre la palabra y la visualidad entre ambos medios. En el lenguaje teatral la palabra posee una importancia vital, mientras en el filme narrativo lo visual siempre estará por encima de lo verbal. De esta diferencia en el enfoque de la narración dramática se deriva la esencia de ambos lenguajes, de especial importancia para todos los que participan en el proceso creativo de una puesta en escena o una puesta ‘en cámara’: la ambición del cine de generar sensación de “realismo”, en contraposición a la artificiosidad del teatro que no oculta su carácter de representación debido a la convención existente entre el espectáculo y el espectador” (Fernández, D y Jácome, D. Vestir al Personaje. Vestuario Escénico: De la historia a la ficción dramática. Madrid: Ed. Cumbres, pág. 260).

Es esa necesaria verosimilitud la que exige del diseñador de vestuario el logro del justo equilibrio entre realidad y ficción, con el cuidado traslado de la vestimenta histórica a la escénica, adecuada, en este caso, al lenguaje para cine… En muchos aspectos, ambos creadores, tanto Kaplan como Mance, han acertado: el control cromático del conjunto del vestuario, limitado a matices agrisados, oscuros, sombríos, tal como requiere el género, combinado con toques de luminosidad cuando lo exige las circunstancias de la acción dramática. Destacado resulta la adecuación de la ropa masculina de la época al carácter de cada uno de los personajes masculinos, logrando significar la individualidad de cada uno de ellos con los pocos elementos que conforman el traje del hombre de finales del siglo XIX.

Según mi apreciación, la afectación del resultado viene dada por el vestuario del personaje de Sara Howard (Dakota Fanning), el cual se convierte en un punto discordante en la eficacia del diseño del conjunto vestimentario de la serie. Personaje central dentro de la narración, Sara Howard encarna la mujer independiente, culta, que no comulga con el rol que la sociedad de la época ha asignado el mal llamado sexo débil. Universitaria, soltera, proveniente de una familia acomodada y con recursos económicos, destaca por su fuerte personalidad, ansia de libertad y por expresar su rechazo a tener que depender de un marido para lograr sus sueños. Valiente y decidida, se presenta como la primera mujer policía en la ciudad de Nueva York, y que en pleno siglo XIX llega a crear su propia agencia de detectives privados.

Y ahora mis preguntas: ¿por qué el excesivo preciosismo en el vestuario de este personaje? ¿no es suficiente la presentación del mismo con atuendos con exquisito diseño y factura en “alguna” de las escenas para marcar el nivel económico que posee? ¿era necesario que el conjunto del vestuario resulte casi una muestra de colección de moda por su cantidad y excesiva variedad? Aunque en la segunda temporada, en una secuencia se marca el vínculo de Sara, como asidua a una de las tiendas más elitistas de la ciudad y en alguna escena su conocimiento sobre la costura, resulta realmente sorprendente comprobar la cantidad de conjuntos que utiliza el personaje a lo largo de la serie con sus correspondientes tocados, guantes y otros accesorios…todo ello con un nivel de confección que raya en lo inverosímil.

Es cierto que, como afirman ambos diseñadores en las entrevistas concedidas, la adecuación de la vestimenta femenina de finales del siglo XIX ha sido adaptada por los creadores al carácter del personaje, liberando a los conjuntos de la mayor cantidad de elementos decorativos y dotándolos de ciertos detalles del traje masculino como corbatas, chaquetas de corte sastre, chalecos y, en la segunda temporada, faldas-pantalones. El carácter perfeccionista del personaje, quien busca constantemente la verdad y se empecina en ello, pudo haberse reflejado en ese especial cuidado de su apariencia, en la corrección y actualidad de su imagen…pero…¿tanto?… Es evidente, que ambos se “enamoraron” del (acertado) estilo creado y se excedieron (desacierto) en su cantidad y perfección.

Reconozco que quizá, debido al efecto de la “deformación profesional”, ese excesivo cuidado del vestuario de Sara Howard, me produjo un distanciamiento dentro de la totalidad del excelente trabajo visual de la serie. Es posible que para el resto de los espectadores le resulte un elemento atractivo y, tal como he comprobado, también a la crítica. Por esta vía animo a quien haya visto la serie y lea estos apuntes, comparta su apreciación…Quizá soy demasiado exigente…

Más información:
“Exclusive: The Alienist Costume Designers on their inspiration”. En: Vanity Fair, Thomas Barrie, abril 26, 2018. En: https://www.vanityfair.com/…/exclusive-the-alienist…
“Creating Dakota Fanning’s Costumes for TNT’s ‘The Alienist’ Season Two”, Degen Pener. En: The Hollywood Reporter, 24 de julio 2020. E

Deja un comentario