El tocado ‘fontagne’. Influencia de las «favoritas» de los monarcas en las pautas de la moda

Durante la llamada «etapa aristocrática del traje» (siglos XIV al XIX) muchos son los ejemplos que contribuyen a la afirmación que la moda se encontraba en su etapa “artesanal” y “espontánea”. Las variaciones en el vestir surgían por azar y, una vez legitimadas por las clases en el poder (las cortes de mayor prestigio), se convertían en moda.

Tal es el caso de un tipo de peinado y tocado que se impuso dentro de las damas de las cortes desde 1682 hasta 1713: el tocado “a la Fontaigne” (Coiffeur a la Fontagne). Consistía en una alta construcción de rizos y una cofia almidonada de lino o de puntilla, y se construía encima de una almohadilla o de una construcción de alambre.

Duchess-Fontages e ilustraciones de tocados fontaignes

Duchess-Fontages e ilustraciones de tocados fontaignes

Según la leyenda, dicha moda se debió a un “accidente fortuito” que le sucedió a una de las favoritas del “Rey Sol”, Luis XIV de Francia. Luis XIV ejerció un férreo control sobre las modas y maneras entre sus cortesanos, a él se debe la imposición de una de las modas cuyo uso se prolongaría en el tiempo, al convertirse en símbolo de la imagen del cortesano: el “Habit à la française” o conjunto a la francesa, solamente destronado por la instauración del poder burgués,con una nueva vestimenta masculina, bien entrado el siglo XIX.

Como la mayoría de los monarcas de estos siglos, tener varias amantes era casi un deber “de Estado”. Luis XIV, tras sus aventuras con María Mancini, sobrina del cardenal-duque Julio Mazarino, y con su cuñada Enriqueta-Ana de Inglaterra, duquesa de Orléans, pasó de mantener relaciones secretas en vida de su madre, a mantenerlas abiertamente a ojos de todos y en oficializar sus adulterios sucesivos. La dulce Marie-Angélique de Scorailles de Roussilles, Duquesa de Fontanges (1661-1681), fue un paréntesis fugaz en el listado, pero su nombre quedaría en la historia de la moda.

Se dice que un día del verano de 1680, Luis XIV regresaba de practicar su pasatiempo favorito, la caza, cuando se encontró con su amante del momento, la duquesa de Fontanges. La joven había sufrido un ligero accidente, perdiendo su sombrero y deshaciéndose su peinado y, como solución para atarse los cabellos, utilizó una tira de encaje, atada coquetamente con un lazo, de tal manera que los rizos le caían sobre la frente. Según algunas fuentes, el rey le pidió que lo llevara siempre así, según otras, el rey se burlaría del peinado.

Ya fuera una u otra o ninguna de estas anécdotas reales, se dice que al día siguiente todas las damas de la corte habían copiado ya el nuevo estilo, que fue pronto famoso en toda Europa y que se denominó TOCADO FONTAGNE.Towards 1695 the construction becomes tall and narrow, fairly light, with long cornets flowing over the nape of the neck

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