Con el nombre de “calash” o “calèche”, se denominó a una gran cofia-capucha plegable a base de aros recubierta de tela muy utilizada a finales del siglo XVIII. Su nombre deriva del significado de calèche (en francés, carruaje), especialmente un tipo de coche ligero (kalesa o calesa) para dos o cuatro personas que podían o no cubrirse con una capota o techo movible de lona o cuero.
Como es conocido, uno de los excesos de la moda femenina de finales del siglo XVIII era el estilo de peinado: enormes, cuya altura alcanzó su máxima expresión en la década de 1770 (ver publicación del 09/17/2012: Anecdotario de la Moda 66, sobre Peinados Femeninos de finales del siglo XVIII). Estructura imponente adornado con plumas, joyas, pájaros, cintas, y casi cualquier cosa a una dama podía posarse encima de la cabeza.
Las mujeres (con la ayuda de algunos peluqueros realmente creativos), complementaban los peinados con relleno de pelo falso, todo ello con el toque final de ser empolvados con harina de arroz para lograr el color grisáceo, propio del ideal de belleza conocido como ‘estética de la vejez’.
Una vez que la dama había arreglado su cabello según el estilo en moda, debía tratar de mantener el resultado de la ardua labor durante la mayor cantidad de tiempo. Era necesario proteger su ‘masterpeice’, no solamente al dormir, sino también cuando realizaba paseos al exterior, del viento y el clima. Y es así como se recurre a las ya utilizadas cofias, tocado llevado por hombres y mujeres desde la Edad Media y que, ahora, cumplirían un cometido más adecuado a lo monumentales y complejos peinados.
La cofia ‘campana’, “calash Bonnet” o “calèche” constituyó el tocado ideal para albergar y proteger a tan preciado diseño capilar. La posibilidad que brindaba su movilidad, a manera de una capota de un coche, constituía una solución, aunque algo exagerada, sin duda, cómoda.
Según algunos autores fue creado en 1765 a petición de la célebre Georgiana, Duquesa de Devonshire, personaje controvertido, admirada por su belleza y gusto en el vestir, como solución para proteger su peinado ante el agresivo clima de Inglaterra. Podía ser confeccionado en lino de color claro, pero también en tafeta negra, según fuera la ocasión para su uso y para las varillas se utilizaban o caña de junquillo o huesos de ballena, por la flexibilidad de estos.
La cofia o bonete calash prolongó su uso hasta 1830, aproximadamente, reduciendo su tamaño de acuerdo a la nueva estética de los peinados…pero, sin duda, su imagen siempre estará relacionada con una de las etapas en que la moda no conoció límites en la exageración de la forma y el adorno.