1810. Costume Parisien. Abrigo carrick
Continuando con el taje masculino durante la Regencia Británica, dedicamos esta publicación a las prendas de abrigo masculina más utilizadas en esta época, ya sean como prenda de cobertura para llevar sobre el conjunto de ‘vestir’ o con el de ‘medio-vestir’.
ABRIGO:
El abrigo más común en los primeros años del siglo XIX era el denominado redingote. El término es una contracción del inglés «riding coat» (capa de montar) prenda originaria de Inglaterra utilizada en el siglo XVIII como protección para montar a caballo. A finales del setecientos, se denomina como ‘vestido redingote’ a la versión femenina del conjunto para monta y, posteriormente, para cualquier vestido que tuviera influencia del traje masculino.
Con el cambio de siglo, con el término ‘redingote’ se designaría al abrigo como lo conocemos hoy en día: prenda de cobertura de uso femenino o masculino, abierto al frente. Durante el Imperio francés o la Regencia británica, el redingote podía tener cierre sencillo o cruzado, solapa amplia en pico o en forma redondeada, la cual podía ser forradas en pieles. El redingote podía servir para abrigarse con los conjuntos de vestir (siendo más largos y de colores sobrios) y también para medio vestir.
1810. Journal des Dames et des Modes -Redingote
1813. Costume Parisien. Abrigo redingote
Pero sin duda, uno de los abrigos de moda de toda la primera mitad del siglo XIX fue el ‘abrigo Carrick’. Se trataba de una especie de gabán o levitón muy holgado, con varias esclavinas sobrepuestas de mayor a menor. Según algunos autores, su nombre deriva de la ciudad irlandesa de Carrick, según otros, es una derivación del apellido del famoso actor y dramaturgo inglés, David Garrick, el cual, dicen, lo utilizaba (aunque el actor murió mucho antes de que el abrigo apareciera en los grabados de moda, en 1779).
1800’s. Abrigo carrick con más de tres cuellos-esclavinas
1810. Costume Parisien. Abrigo carrick
1827. Costume Parisien. Capa sobre conjunto de vestir. Sombrero de copa chistera
Otra prenda que servía para proteger al hombre del frío es la capa. Considerada la más elegante cuando es confeccionada de material de calidad, acompañaba al conjunto ‘de vestir’ en las ocasiones de ‘completo vestir’ o gala.
SOMBREROS:
La aparición del sombrero de copa forrado en seda no hizo declinar el uso de los sombreros de castor. La razón por la cual la piel de castor era la más apreciada para la elaboración de estos sombreros era su adaptabilidad a la superficie curva de la copa, la durabilidad de esta piel, su resistente al agua y, sobre todo, su brillo sedoso.
La gran demanda de pieles de castor produjo que la fabricación de sombreros de castor fuera cada vez más cara y comenzaran a realizarse con pieles ‘mezcladas’: con piel de conejo, topo, rata…hasta que su uso se sustituye totalmente por la chistera o sombrero de copa de seda, algo que sucede en la segunda mitad del siglo XIX.
Pero mientras que la moda del sombrero de castor se mantuvo, tenerlos sobre la cabeza se convirtió en un símbolo de posición social elevada. Los estilos variaron, según el ancho y forma del ala y de la copa. Los más utilizados en los primeros años del siglo fueron: el Wellington (1812), con el ala curva hacia abajo en el frente; el Beau París (1815), con el ala también curva pero más ancha y la copa puntiaguda; el D’Orsay (1820), con el ala menos curva y la copa más alta y ancha arriba y el Regente (1825) el cual posee el ala más corta y recta de todos y la copa uniforme en su dimensión, desde la base hasta arriba.
VESTUARIO ESCÉNICO 