Tendencia que se caracterizó por la búsqueda de la expresividad máxima a través de todas las partes que integraban sus puestas en escena. El objetivo esencial era conmover directamente al público convirtiendo a cada elemento de la representación en un «…elemento-choc, un elemento actuante, portador del grito del alma o de la idea…» El uso de practicables, rampas, escaleras, las cuales auxilian la solución simultánea de los diversos planos de la acción, la representación de elementos deformados, como reflejo de la visión que el espíritu del personaje hace de la realidad, la proyección de decorados incompletos, el uso expresivo de la luz…son algunos de los aspectos más significativos de la escenografía expresionista.
Esta tendencia surgió en Alemania durante la posguerra, lógicamente bajo la influencia de la corriente expresionista de la pintura, manifestada desde 1905. En la práctica escénica se afirmó como tendencia con las puestas de Max Reinhardt, Leopold Jessner y de Karl Heinz Martin, en Berlín y en las performances que se celebraban en numerosos cafés y bares de Munich.
Karl Heinz Martin, después de realizar diversos experimentos escénicos en Frankfurt y Hamburgo, se trasladó a Berlín donde estrenó en 1919, el drama anti bélico de Ernst Toller’s “Transfiguration” (Die Wandlung). El desarrollo escénico fue ubicado en un estrecho pasillo con menos de 300 espectadores, creando un ambiente intimista con la intención de hacer llegar con mayor fuerza el drama de la obra. El diseño del espacio se estructuró a base de plataformas situadas en diversos niveles, todo ello sobre fondo negro y destacándose la expresiva luz blanca. Las escenas concluían con apagones y no con la bajada del telón, como habitualmente de hacía.
Leopol Jessner, se destacó igualmente por sus representaciones sobre la escena desnuda, compuesta únicamente por diversos niveles conectados por escaleras. Como director de la Staatliche Schauspiele en Berlín (1919–30), produjo espectáculos teatrales sobre obras de Schiller, de Shakespeare y de Hauptmann. Su puesta en escena de “Guillermo Tell” de Schiller en 1919, con los diseños del austríaco Emil Pirchan, fue representada sobre una escalera y constituyó una ruptura dentro de las convenciones de la representación escénica.
La trayectoria de Max Reinhardt abarca variadas facetas. En su larga trayectoria creativa coincidió con sus colegas en el interés de dotar de intimismo el hecho escénico, a través de sus puestas en su teatro de cámara «Kammerspiele». Pero también produjo espectáculos donde el manejo y despliegue de las masas, los efectos visuales y sonoros de la puesta en escena, eran, para Reinhardt los aspectos que determinan el verdadero espíritu de una representación teatral.
Adaptando a autores clásicos –sobre todo a Shakespeare- dentro de su propia estética visual, Reinhardt fue uno de los renovadores que experimentó con diversidad de soluciones para el espacio escénico, desde la utilización de un giratorio para su puesta de «Sueño de una noche de verano», en 1905; el «Edipo Rey» al aire libre hasta «El Mercader de Venecia», en un canal de la propia ciudad.
La concreción del estilo expresionista en la plástica escénica se afirmó gracias al trabajo de escenógrafos como: Otto Reigbert, Ludwig Sievert, Hans Poelzig, Cesar Hern y Alfred Polgar, quienes supieron trasladar la esencia del expresionismo pictórico a las ya definidas características del expresionismo escénico.