Uno de los aspectos que distinguen la aparición de la moda en el vestir en los siglos XIV y XV, es la aparición en el traje de elementos que responden solamente a la fantasía y no a las necesidades (ya fueran estas, utilitarias, diferenciadoras o de protección). Como ejemplo claro de dichas fantasías, surgen nuevas s decorativas en el traje: la gayadura, el festoneado, el enguatado y el acuchillado. A esta última, dedicamos estos breves apuntes.
Esta técnica decorativa está basada en realizar cortes a las prendas, dejando ver la prenda interior o el forro de la parte “acuchillada”. Hasta finales del siglo XV, estas cuchilladas eran amplias, con el nuevo siglo, se realizan los cortes cada vez más pequeños, aumentando la cantidad de ellos en cada prenda…es una de las características de la moda renancentista en todos los países pero es en Alemania donde se exagerará al máximo. Aunque su origen continúa siendo desconocido, algunos cronistas señalan que se debe a los soldados suizos quienes, después de su victoria sobre los borgoñeses, no pudieron ponerse los trajes de los vencidos por ser muy estrechos y, para remediarlo, le dieron cortes a la ropa para poder lucirla como trofeo. Lo que sí está comprobado (con abundante información visual y textual) que esta iniciativa causó furor entre los Lansquenete, nombre con que se designó a algunos mercenarios alemanes que operaron entre el siglo XV y el XVII.
Como toda novedad, esta moda fue adaptada por unos y criticada por otros…Pero, a pesar de las críticas, el uso de prendas acuchilladas se mantuvo casi durante una centuria. Se recogen datos como el que sigue: “En 1523 Mateo Schwarz se mandó hacer un jubón de fustán, en el cual, según cálculos del propio Schwarz, entraban lo menos unas 4.800 cuchilladas, por entre las cuales asomaba el terciopelo blanco” (Max von Boehn. La Moda. Tomo Segundo. Siglo XVI. Pág. 120)