Después de hablar de las “marchande de modes”, “comerciante de modas” o “milliner”, regresemos a la actividad de los sastres, manteniéndonos en el siglo XVIII, época en la que el mundo de la apariencia en las altas clases requería de variados especialistas por la complejidad del atuendo, tanto femenino como masculino.
A pesar de la legalización del trabajo de las costureras, los sastres continuaron siendo los artesanos cuyo trabajo en el mundo de la costura abarcaba la mayoría de las labores que se demandaban para la ‘construcción’ de las prendas femeninas y masculinas.
En los registros de las actividades gremiales de diversas ciudades europeas, ha quedado constancia que la cantidad de sastres en activo era mucho mayor que la de las costureras. Ellos seguían manteniendo el prestigio adquirido desde la Edad Media, sin ser ‘destronados’ por la cada vez mayor influencia de las ‘comerciantes de moda’. No olvidemos que, por estos años, aún la vestimenta del hombre requería una cuidadosa elaboración, casi a la par que la de las mujeres y que en el mundo de la moda, el hombre aún competía en términos de fantasía y decoración.
Generalmente los maestros sastres acudían a la casa de los clientes, sobre todo cuando eran damas de la alta sociedad ya que estas requerían de intimidad para tomar decisiones en cuanto a los vestidos que encargaba. En estas sesiones, el sastre asesoraba a su cliente y se determinaban, entre ambos, la tela, el modelo y el precio de la prenda. No obstante, siguieron existiendo los talleres o pequeñas tiendas (tailorshops), a las que podía acercarse la clientela para encargar, probar o recoger sus pedidos.
Aunque muchas de las normas de distribución del trabajo entre sastres y costureras señalaban que estas elaborarían las prendas interiores femeninas, eran los sastres hombres quienes fabricaban los ‘stays’ o corsés femeninos, pues para su confección se precisaban unas manos fuertes para coser las varillas al rígido material del corsé.
La competencia y los litigios entre estos gremios afines y la no siempre clara delimitación de sus funciones contribuyeron a que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, desaparecieran estas asociaciones.
Pero las causa principal es que el mundo estaba a punto de entrar en otra era: las nuevas formas de capitalismo y la industrialización progresiva, la lucha contra el monopolio y el clasismo, el descrédito del paternalismo, el principio de libertad individual, un mayor respeto y consideración a la persona y a su obra… dieron fin a los gremios, algo que sería generalizado en Europa Occidental en los inicios del nuevo siglo.
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Gracias por los datos…¿Dónde puedo encontrar más información al respecto?…Seguimos en contacto. Saludos
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